hoy han pasado dos cosas importantes, bueno, realmente una cosa importante y una anécdota. la anécdota consiste en que hoy en el trabajo, han vuelto a hacer referencia pública a las botas del objeto. una persona del trabajo se le quedó mirando al objeto las botas y le dijo que le gustaban. el objeto ya lo había cogido mirándola. es una persona joven con una estética rockero, chupa de cuero incluida. solo falta una experiencia sexual con botas, si aún no la ha tenido para que quede vinculado a las botas de modo fetichista.
la cosa importante es una conversación con el Dueño en la que comenzó a usar una metáfora diferente a las empleadas hasta ahora para referirse al objeto y a su sumisión. un de los grandes problemas del objeto es como puede desobedecer al Dueño y cometer una falta, o un pecado. el Dueño dio hoy una clase utilizando la metáfora del drone. el objeto está programado para obedecer y someterse al Dueño y esto no tiene capacidad de elegir.
por tanto, si se produce algún fallo, alguna falta, no es que el objeto haya elegido, sino que se ha producido un fallo en la programación. cuando el Dueño comentó esto al objeto se le abrió todo un mundo de comprensión. nunca había elegido realmente, desde hacía mucho tiempo. siempre había estado sometido al Dueño, solo que las circunstancias hacían que su programación fallara. el objeto no tiene una vida fuera del Dueño, sólo está programado para hacer cosas que el Dueño quiere y eso le da apariencia de que está eligiendo cuando no es así.
de igual forma el Dueño ha dicho que cada vez que el objeto va a servirle lo que ocurre es que lo está reprogramado, ajustando, arreglando. no es libertad, es mal funcionamiento. el objeto no es libre, no lo es desde hace años y cualquier apariencia de libertad solo es eso, apariencia.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.